Los Reyes Magos deben ser conscientes del daño que pueden hacer si toman la decisión de regalar a una mascota el 6 de enero, ya que más del 30 por ciento de los animales que se regalan en estas fechas son abandonados o cedidos meses después.
Un animal no es un juguete que se tira cuando te cansas o cuando está viejo, es un ser vivo que necesita muchos cuidados y un dueño responsable. Un fiel compañero que te acompañará durante toda su vida.
Por eso debes cuestionarte las siguientes consideraciones para que tomes la decisión de que tu hijo tenga una mascota.
¿Realmente quieres una mascota?
Primero hay que asegurarse de que la persona que va a recibir al nuevo compañero lo desee realmente. Es una gran responsabilidad y, por lo tanto, debemos saber si esa persona está dispuesta a hacerse cargo de la mascota durante toda su vida que puede ser muchos años.
¿Tiene tiempo para atenderla?
Una mascota requiere muchos cuidados y atenciones, alimentarla adecuadamente, ocuparse de su aseo, de una buena atención sanitaria… Es decir, hay que dedicarle mucho tiempo, para jugar con ella, sacarla a pasear y educarla, detalles que requieren paciencia y tiempo libre.
¿Puede permitirse el gasto?
Otro factor importante a tener en cuenta es el económico, ya que mantener a una mascota supone un gasto considerable en vacunas, visitas al veterinario, alimentación y otros cuidados. Hay que asegurarse de que la persona en cuestión pueda y quiera afrontar todas las responsabilidades que eso conlleva.
¿Dónde vive?
Es fundamental saber dónde vive el futuro dueño de la mascota. Si vive en una casa con mucho espacio, podemos plantearnos regalarle un perro de mediano o gran tamaño; si vive en un piso pequeño, tendremos que olvidar esa opción y elegir una mascota más adecuada.
¿Qué necesidades tiene?
Otro factor que nos puede ayudar a tomar esta importante decisión son las necesidades de la persona a quien va ir dirigido el regalo. Si es un anciano, seguro que agradece la compañía de una mascota, pero tendrá que ser un animal que no requiera demasiados cuidados. Para un niño, por ejemplo, podemos elegir uno simpático y juguetón, que le dé energía y le aporte optimismo.