Desde el inicio de la pandemia han surgido diferentes estudios con investigaciones de posibles efectos secundarios en el cuerpo de las personas tras haber padecido de COVID-19.
En resiente estudio presenta la posibilidad de que el coronavirus puede aumentar el riesgo de degeneración cerebral desarrollado en la enfermedad de Parkinson, estos datos fueron dados a conocer por la Universidad Thomas Jefferson en Estados Unidos.
El Pakirson no es una enfermedad hereditaria ni contagiosa, se presenta principalmente en hombres entre los 50 y 65 años de edad, es un padecimiento crónico que se desarrolla de manera progresiva en el sistema nervioso afectando el movimiento.
Los investigadores observaron secuelas neurológicas tras la infección vírica del COVID-19, entre los síntomas destacan, dolores de cabeza, insomnio, y niebla cerebral.
La investigación, fue publicada en la revista especializada en ciencia, ‘Movement Disorders’, y esta basada en muestras de laboratorio donde fueron utilizados ratones, para demostrar cómo los virus pueden afectar a las células del cerebro.
Los ratones fueron modificados genéticamente para contraer el virus de la COVID-19, correspondiente a una infección moderada en humanos, tras pasar por la enfermedad y recuperarse 38 días después, un grupo fue infectado con MPTP que es una solución capas de inducir el síndrome de Parkinson, la otra mitad de ratones fue inyectado con una solución salina, dos después fueron sacrificados para analizar sus cerebros.
Grupo inyectado son solución salina
Al examinar el cerebro de las amilanes, los investigadores descubrieron que después de infección por COVID-19, las neuronas no habían recibido afectación de los ganglios basales.
Grupo inyectado con MPTP
Se detectó que tras recuperarse de la infección, el cerebro de los ratones mostró un patrón clásico de pérdida de neuronas observando en la enfermedad de Parkinson.
Este análisis sugiere que el coronavirus en sí no mata las neuronas, pero la sensibiliza haciéndolas susceptibles a cualquier toxina, bacteria o mutación genética que pudiera aparecer, explican los investigadores.
Las citoquinas ( pequeñas proteínas que controlan la actividad de otras células en el sistema inmune), que produce nuestro cuerpo al atravesar por la COVID-19 puede inflamar los ganglios nasales y provocar estrés celular.
Dicho estrés deja susceptibles a las neuronas a recibir un daño en caso de presentarse un estrés posterior, los investigadores plantean que este hecho es el que puede detonar qué una persona que sufrió coronavirus pueda ser propensa a ofrecerme la enfermedad de Parkinson.