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Perrito espera sentado a las orillas del mar a su dueño fallecido

Vaguito, es un lomito que vivía con un pescador, y ahora vive con una mujer que lo cuida, pero todos los días va a la playa, esperando que aparezca su fiel amigo. Este animal, acostumbra llegar muy temprano, todos los días, al mar de Punta Negra en Lima, Perú.

Permanece horas mirando fijamente las olas del mar, esperando el regreso de su dueño, que nunca llegará, la historia del perrito se hizo viral, luego de que Jolie Mejía, una mujer que pasaba por ahí, junto con su familia, se lo encontraron solo en la playa mirando fijamente el mar, y muy pensativo, de lo que si estaba segura es que no se trataba de un perro callejero, pues traía collar y estaba limpio.

Perrito espera sentado a las orillas del mar a su dueño fallecido

 

La mujer pensó que alguien vendría a recoger al perro, por lo que estuvo acariciándolo y cuidándolo mientras él miraba fijamente el mar, pero “pasaron los minutos y nadie venía”.

Un habitante de la zona que paseaba por ahí, le contó a la mujer y a su familia la historia de Vaguito, a quien todos conocen y cuidan desde que su dueño murió en alta mar.

El hombre era pescador y Vaguito acudía a la playa cada vez que regresaba de pescar mar adentro para darle la bienvenida, hasta que un día ya no regresó, pero el peludo sigue siendo fiel a su cita diaria, esperando que vuelva y se reencuentren como antes.

Sin embargo, el lomito no está solo, vive en la casa de una mujer cerca de la playa, por lo que todos los días sale a caminar para ver el mar, que, aunque no le ha traído de regreso a su dueño, si le da la paz que necesita.

Vaguito está acostumbrado a esperar tranquilo y a recibir el cariño de los visitantes que conocen su historia, contada por la población local de Punta Negra, que lo quieren y lo cuidan como si fuera suyo.

Aunque la historia de Vaguito no tiene un final feliz, debido a que su dueño nunca regresará, ahora es conocido en todas partes por ser un perro fiel, que acude todos los días a su cita y a la misma hora para sentarse frente al mar, esperando que las olas le regresen a su amigo humano que se llevaron hace tiempo y que echa mucho de menos.