Claudia acudió a una clínica particular en Argentina para realizarse una prueba PCR, no es la primera vez que lo hacía, pero no sabía que podría ser la última.
La mujer se dedica al cuidado de adultos mayores en la Ciudad de Caleta Olivia, en Argentina, su profesión le exige realizarse pruebas PCR frecuentemente para garantizar la seguridad de sus pacientes.
Un día cotidiano Claudia Serran, acudió a realizarse un hisopado de COVID-19, hecho que fue mal practicado en el hospital provocando daños severos en el cartílago de su nariz.
“Después de que me hicieran el hisopado, me empezó a picar la nariz y el doctor me dijo que era normal que presentara molestias”.
Después de unos días de intenso dolor en la nariz, empezó a salirle sangre “gelatinosa”, la zona se puso roja y evidenció un sarpullido en su cara, tenía 5 centímetros de dilatación nasal pero le dijeron que eso “no era nada urgente y que ya iba a pasar”.
“Tenía la nariz destrozada y por si fuera poco días, después me diagnosticaron COVID-19”
Hasta el momento, el hospital no se ha hecho responsable y Claudia exige una reconstrucción de nariz de manera inmediata, pues el dolor es insoportable y el peligro de morir por una infección es constante.
Actualmente, la intervención cuesta 200 mil pesos. “El doctor me dijo que si sigo así la infección puede subir al cerebro y puedo morir”, concluyó.