Noruega renunció de manera definitiva a la aplicación de la vacuna contra el COVID-19 de AstraZeneca, además alargo la suspensión del biológico de Johnson & Johnson.
La primera ministra Erna Solberg justificó esas medidas ante los riesgos raros, pero graves, que pueden provocar esas vacunas, que utilizan la misma tecnología del adenovirus, según la agencia AFP.
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Sanitaria Europea (EMA) aprobaron su uso, al considerar que sus beneficios superan los riesgos, Noruega suspendió el uso del inyectable de AstraZeneca en marzo.
La vacuna de AstraZeneca contra la COVID-19 provocó algunos casos de trombosis, y la vacuna de J&J también provocó los mismos efectos, aunque muy excepcionales, en Estados Unidos.