El pasado domingo 10 de mayo por la noche, en la clínica número 05 de Zacatepec, Gregorio “N” de 57 años, originario del poblado de Santa Rosa 30 en el municipio de Tlaltizapán murió a consecuencia de COVID-19.
Casi al mismo tiempo Armando “N” de 63 años, vecino del poblado de Xoxocotla en Puente de Ixtla, falleció también dentro de la misma clínica, presuntamente por la misma razón, aunque todavía las autoridades sanitarias no lo han confirmado.
Los familiares de ambos recibieron ese mismo día los cuerpos, con la recomendación de no abrir las cajas ante la posibilidad de que pudieran contagiarse del virus.
Sin embargo, los familiares de Armando decidieron revisar el sarcófago y se dieron cuenta que la persona a la que estaban a punto de sepultar no era su pariente.
Acudieron al IMSS de Zacatepec para reportar lo sucedido y entonces el personal se dio cuenta que había cometido un error, entregaron los cuerpos de Armando y Gregorio, invertidos.
“Nos dimos cuenta porque las personas de Xoxocotla sí abrieron su ataúd porque iban a velar a su familiar, siendo que las indicación es eran no hacerlo. Nosotros lo llevamos al panteón directamente y lo enterramos”, dijo una de los parientes de Gregorio.
Señaló que este tipo de errores son lamentables, por lo que se debe verificar la entrega de cuerpos minuciosamente, para evitar cualquier tipo de riesgo.
“Ahora el Ministerio Público tiene que autorizar la exhumación del cuerpo, pero el proceso debe ser así; nosotros traemos el cuerpo del difunto, ellos sacan al equivocado y metemos el otro y posteriormente ya”.
Este lunes ambas familias acudieron al panteón de Santa Rosa 30 en Tlaltizapá, a la espera de que las autoridades realizarán las diligencias para llevar a cabo el cambio.
