José Antonio Delgado estudió Medicina en la Universidad La Salle en México y, tras años de formación en Europa, trabajó en un hospital español. En mayo de 2015 viajó a Guinea.
Cuando la epidemia se extendió por el oeste de África, matando a 11 mil personas, la comunidad internacional sufría para frenarla por culpa de la falta de recursos africanos.
“Cuando llegué, la epidemia estaba en su pico. Allí pasé a trabajar con la OMS y desarrollé un árbol de toma de decisiones para que los médicos descartaran otras enfermedades cuando les llegaban pacientes de ébola”.
“La labor que se hizo allí fue muy buena y permitió mejorar protocolos y servicios en África, pero no es un trabajo a largo plazo. La gente sigue en una situación vulnerable”, dice Delgado.
Además, miles de migrantes de África subsahariana dejan sus países, azotados por guerra, violencia, hambre y desempleo y buscando un sueño que al llegar a Libia, se convierte en la peor pesadilla.
Hasta que fue televisado y mostrado al mundo por un canal de televisión hubo respuesta. Entonces empezó el despertar ante esta cruel realidad.