Emiliano Zapata; 13 de julio de 2017.- Juan Mena López de 66 años de edad y Juan Mena Romero 33, (padre e hijo), trabajaban en el municipio de Jiutepec, en una empresa de embutido de carnes; su hora de entrada era a las 6:00 de la mañana.
Don Juan, como era conocido en su empleo, se desempeñaba como procesador de la carne, mientras que su hijo repartía pollo en la zona, también como parte del negocio.
El más joven tenía un hijo de siete años de edad y una hija de tres, a los que atendía todas las tardes, pues después de su trabajo se dirigía a su casa. Le gustaba el futbol soccer que practicaba en los campos deportivos de la zona.
Ambos volvían a casa pronto después de la jornada laboral, no tenían vicios.
“Un gran hombre, siempre se dedicó a trabajar, no tenía ningún vicio, ningún problema con ningún vecino, era un hombre y un padre excepcional, mi hermano igualmente, una persona que muy alegre, de su trabajo a su casa, se dedicaba a sus hijos, le gustaba mucho el deporte y jugaba mucho futbol y no tenía ningún vicio”, dijo Sonia Mena, hija y hermana de ellos.
Don Juan llevaba ya 27 años trabajando en la empresa de embutidos y su desempeño era óptimo; “nunca tuvimos que corretearlo para que hiciera su labor”, dijo el administrador de la compañía.
-Xavier Omaña-