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La otra migración: menores repatriados no acompañados

Durante 2016 fueron repatriados 219 mil 932 mexicanos, de los cuales 13 mil 746 fueron menores de edad, según datos de la Secretaría de Gobernación; un año antes, sumaron 11 mil 743 niñas, niños y adolescentes (NNA).

En esta circunstancia, estudiosos de la migración hacen énfasis en un aspecto de impacto social: la repatriación de los menores migrantes no acompañados y la obligación del Estado mexicano de atenderlos y garantizar sus derechos, establecidos tanto en la Ley de Migración como en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

El flujo migratorio de niñas, niños y adolescentes comenzó a registrarse desde la post-revolución, y fue hasta la década de los noventa que los procesos de repatriación de Estados Unidos a México fueron considerados por la academia para su estudio. En Cuando la vida pronto atraviesa fronteras. Niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados en el corredor Centroamérica-México-Estados Unidos, un cuadernillo de divulgación editado por El Colef, la doctora Aída Silva Hernández destaca que desde entonces, y a la fecha, esta problemática ha mostrado variantes en relación con las causas que promueven su emigración bajo la condición de “no acompañamiento”.

En Estados Unidos, el problema se tornó más crítico, al grado que en 2014 el flujo de migrantes menores no acompañados fue de 51 mil 700, la mayoría centroamericanos, que llevó al presidente Obama a calificarlo de crisis humanitaria. Un año después la cifra disminuyó a 28 mil 300, en gran medida debido a las políticas de contención aplicadas en México a través del Programa Frontera Sur.

En los casos para menores de edad no acompañados se siguen mecanismos de atención en colaboración con el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) nacional y estatales, procurando la reintegración con sus padres o tutores.

Los menores migrantes no acompañados detenidos en Estados Unidos son enviados a los consulados de México, a través de los cuales se formaliza la repatriación por medio del DIF, institución que asume la tutoría. Los menores de 12 años por lo regular permanecen en albergues del mismo DIF, mientras aquellos que tienen entre 13 y 17 años son canalizados a albergues que en muchos casos son operados por organizaciones de la sociedad civil.

De acuerdo con el documento, en el año 2000 el Sistema Nacional DIF reportó la atención de ocho mil 768 NNA migrantes no acompañados en su red de albergues; la cifra creció a partir de 2004, llegando en 2007 a 21 mil 73 mexicanos menores de edad en calidad de no acompañados.

No obstante, las historias de los miles de menores mexicanos acompañados y no acompañados que han sido repatriados comenzaron a escribirse tiempo atrás, conformadas de experiencias migratorias particulares.

Ahora, frente a un posible arribo masivo de connacionales, especialistas en estudios migratorios han mencionado que las ciudades fronterizas no están preparadas para acogerlos, sobre todo porque los albergues se verían rebasados para atender a los menores.

¿A qué se enfrentan? Asaltos, extorsiones, secuestros y abandono del “pollero” o “coyote” son algunos de los riesgos sociales a los que se enfrentan los menores migrantes mexicanos; pero también deben afrontar situaciones de intenso calor o frío, así como el riesgo de morir ahogados en su cruce por el río Bravo.

Aunque a la fecha no se han registrado cifras superiores a las tendencias de años previos, se vislumbra que podrían sobrepasar los casi tres millones de mexicanos que fueron deportados durante la administración de Barack Obama, en México, se han encendido focos de alerta frente a las posibles deportaciones masivas de migrantes en Estados Unidos, tras la implementación de la política migratoria del presidente Donald Trump.

En México, existen 11 módulos ubicados en las ciudades de Tijuana y Mexicali, en Baja California; San Luis Río Colorado y Nogales, en Sonora; Ciudad Juárez-Ojinaga, en Chihuahua; Ciudad Acuña y Piedras Negras, en Coahuila; y Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, en Tamaulipas; a través de los cuales ingresan los mexicanos deportados por autoridades estadounidenses.

Los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas son la vía de ingreso a territorio norteamericano tanto de mexicanos como de migrantes provenientes de los países que conforman el llamado Triángulo Norte: Guatemala, El Salvador y Honduras, pero recientemente también lo ha sido de haitianos y africanos, entre otros.

Los menores mexicanos no acompañados que migran a la nación de las barras y las estrellas en su mayoría son adolescentes y provienen de estados como Guerrero, Veracruz, Michoacán, Oaxaca y Chiapas.

En el artículo “Riesgos en la migración irregular de menores mexicanos a Estados Unidos”, el investigador nacional nivel I señala —a partir de testimonios— que los migrantes, tanto adultos como menores, “enfrentaron un primer riesgo al llegar al estado de Tamaulipas: la probabilidad de ser secuestrados por grupos del crimen organizado, ya fuera para ser robados, extorsionados o reclutados, y, en el caso de algunas niñas migrantes, de que se abusara de ellas sexualmente”.

La mayoría de los menores de edad repatriados en los últimos años son adolescentes entre 12 y 17 años de edad, y casi la totalidad (ocho de cada diez) son varones.

La posible ola de deportaciones masivas de mexicanos inmigrantes en Estados Unidos podría crear crisis en instituciones como el INM y el DIF, por el aumento de procedimientos que deberán atender. A ello se suman la constate migración de centroamericanos que siguen cruzando el territorio mexicano con la aspiración de llegar a Estados Unidos.

 

Información CONACyT

http://conacytprensa.mx/index.php/ciencia/humanidades/13756-la-otra-migracion-menores-no-acompanados

-Alejandro Cárdenas-